martes, 24 de noviembre de 2009

Siempre respetadas,
nunca maltratadas.
Marta Cepero Cervilla

Como habitualmente, los padres de Ariadna se estaban peleando por tonterías.
Ariadna, una niña muy paciente y constante de lo que pasa, estaba desesperada por ver como sus padres se peleaban. Todas las noches comenzaba a llorar de una forma desamparada, se acordaba de cuando sus padres se llevaban de maravilla, esos magníficos ratos en familia. Ariadna era muy lista, pero desgraciadamente bajó sus notas debido a las peleas de sus padres. Ella creía que la culpa de la pelea la tenían los dos, pero poco a poco se dio cuenta de que su padre pegaba a su madre.
Un día su madre decidió echar a Diego, el padre de Ariadna, pero la reacción de Diego fue una gran bofetada. Ariadna, derrumbada por el dolor se tiró al suelo fingiendo un desmayo para que sus padres se tranquilizaran. Vieron su desmayo, y su madre comenzó a chillar de preocupación por su hija. Al contrario, Diego seguía chillando y maltratando a la madre de Ariadna. El caso acabó solo. Diego, cogió la puerta y se fue. Su madre, llena de valentía dijo a Diego: “No vuelvas nunca mas”.
Ariadna abrazó a su madre muy feliz, pero por otra parte comenzó a llorar porque su padre se había ido.
Elena, la madre de Ariadna, la consoló y al cabo de un rato consiguió calmarla.
Eran las diez de la noche y Ariadna se metió en la cama para dormirse. Le dio las buenas noches a su madre y se acostó sin cenar siquiera.
Comenzó a pensar en su padre y en que a lo mejor ya no lo vería más. Al rato se durmió pacíficamente.
Su padre llamó a las dos y media de la madrugada y Ariadna fue corriendo a cogerlo. Contestó:
¿Quién es?
Su padre: Soy yo, tu padre.
Ariadna: Papá ya te echaba de menos.
Su padre: Yo a ti también.
Ariadna: No tendrías que haberte ido, te podrías haber quedado si no le pegaras a mamá. Le tendrías que haber pedido perdón.
Su padre: Ella me ha echado, es muy mala y por ese motivo le pego.
Ariadna: Bueno adiós es muy tarde, y que sepas que mamá no es mala, no me comerás el coco.
Ariadna dejó la conversación y se fue a dormir.
Al día siguiente contó todo lo pasado a su madre y ella dijo que no hiciera caso a su padre.
Ariadna era muy lista y no dejó que su padre le comiera el coco, así que las dos fueron muy felices solas, sin maltrato ninguno.
FiN

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